El precio de un piso se basa en varios factores, como la ubicación del inmueble en venta, el número de habitaciones, la superficie, el piso y el número total de plantas, el tipo de alojamiento y el estado del piso. Por supuesto, el bajo precio del piso es una gran ventaja competitiva, pero ¿qué se puede hacer si el precio ofrecido es medio? ¿Cómo llamar la atención de un comprador sobre un anuncio concreto? Aprendamos algunos trucos publicitarios…
Ubicación
Embellezca la ubicación real del inmueble: la “regla” básica de los anuncios de texto. La zona, o más bien el lugar donde se encuentra el piso en venta, es casi un valor clave. Al leer las floridas estructuras lingüísticas, debemos tener en cuenta a los “clásicos del género” y recordar que el “centro” no es necesariamente el distrito Centro, y que tras la expresión “centro tranquilo” podría esconderse un dormitorio o una zona muy apartada.
El tamaño del piso está escrito en los documentos, pero para que sean necesarios, primero tiene que estar interesado el comprador; aquí se aplica la regla del redondeo. Cabe señalar que no siempre es culpa del vendedor: son los números enteros los que se aceptan en las bases de datos inmobiliarias en línea. Por tanto, los números fraccionarios se redondean a enteros, y las reglas matemáticas más bien estorban. Si los “treinta y tantos” metros cuadrados que faltan en la cocina son visibles a simple vista, no lo son tanto en una habitación de mayor superficie.
¿A qué más debe prestar atención? Balcones y logias. Antiguamente, los documentos planos solían llevar un encabezamiento independiente: “superficie total” y “superficie total excluidos balcones y logias”. No es difícil adivinar qué superficie es probable que muestre el propietario en el anuncio.
Los pisos de la planta baja y el último piso se consideran tradicionalmente más baratos que los de la planta intermedia. Por eso la gente intenta ocultar el desafortunado número de pisos. Lo más inocente es escribir que la planta baja es “alta”.
Componente emocional
Por regla general, las propiedades inmobiliarias se eligen con el corazón frío y el cálculo sobrio, pero sin embargo no negamos la influencia de algún elemento de espontaneidad en el proceso de elección de la propiedad. ¿Cuáles son los trucos psicológicos en los que caen los vendedores inmobiliarios? Éstos son los “adornos” más comunes:
“Renovación” – puede haber sólo una habitación, a menudo sólo significan reparaciones cosméticas generales y alicatado en el baño – cada uno entiende la renovación a su manera.
O aquí tienes una nueva solución. “El piso está preparado para una euro-renovación”, es decir, no hay papel pintado, baldosas, linóleo… o lo que sea que el nuevo propietario vaya a poner en el suelo…
“Buen estado” – nada especial, un piso normal y corriente.
“Los vecinos son buena gente”: se utiliza al describir habitaciones en venta. Ni que decir tiene que las relaciones interpersonales son algo delicado y subjetivo.