Al principio de la historia de la humanidad y mucho después, las personas definían su hábitat desplazándose con las fuentes de alimento de los animales de cuatro patas. Esto obligó a la gente a llevar un estilo de vida nómada durante siglos. Hasta aquí han llegado las personas que vivieron en aquella época; pinturas rupestres, materiales como herramientas de piedra y madera, y vestigios similares que han dejado tras de sí.

Con el tiempo, la humanidad fue abandonando su estilo de vida cazador-recolector. Según los investigadores, este periodo tuvo lugar entre el 30 000 y el 15 000 a.C. Esta evolución se produjo a escala regional más que mundial. Hoy en día, las sociedades de cazadores-recolectores siguen existiendo en algunas partes del mundo.

Aunque la transición a una sociedad agrícola en aquella época fue un fenómeno regional, más tarde se convirtió en un modo de vida preferido por las masas en general. Con este desarrollo, la gente desarrolló la necesidad de tener un hogar. La historia de la humanidad evolucionó de las tribus nómadas a la vida sedentaria. Esta situación, junto con la aparición de la propiedad privada y la propiedad de la tierra, constituyó la base del sistema inmobiliario moderno.

La sociedad agraria se desarrolló rápidamente. La necesidad de cultivar y gestionar las tierras fértiles dio origen al sistema de jefes tribales. En este sistema, el jefe de la tribu podía resolver disputas, distribuir tierras y exigir pagos a todos los miembros de la tribu. Poco a poco se produjo una transición hacia un modo de vida más sistemático. Se construyeron grandes fortalezas, canales de irrigación, métodos de cultivo de alto rendimiento y templos.

Los grupos que se acogieron al sistema de cazadores-recolectores mantuvieron el orden existente, pero el hambre y las condiciones de vida impidieron que sus poblaciones se superpoblaran.

En la mayoría de los países esta situación se manifestaba de dos maneras: rentas e impuestos. En consecuencia, todas las personas que vivían dentro de las fronteras de la monarquía estaban obligadas a pagar impuestos. Sin embargo, los habitantes del reino debían cumplir muchas otras obligaciones, como el servicio militar. Los gobernantes que hacían estas demandas y otras similares poseían tierras tanto por nacimiento como por poder militar. Con el tiempo, el nivel general de riqueza aumentó gracias al comercio con otros reinos, lo que dio lugar a la formación de la clase mercantil.

El concepto de aristocracia acabó desapareciendo y fue sustituido por el de política. Los terrenos existentes se dividieron en parcelas más pequeñas y se vendieron en el mercado libre. En este proceso, las personas que tenían dinero suficiente para comprar títulos de propiedad eran comerciantes o viejos aristócratas. La parte campesina de la sociedad no había avanzado mucho en comparación con las tribus agrícolas de 30.000 años antes.

La gente se dividía en diferentes categorías, como clase media, cuello azul y cuello blanco, en función de sus ingresos y ocupación. Con el mundo cambiante, la gente tenía ahora casas y coches.